Un superviviente de la Shoá cuenta sus años de cautiverio

Silvia Fernández

“A los trece años me quedé solo en un mundo cruel. A mis padres y hermanos los mandaron a un campo exterminio y allí murieron en la cámara de gas”. Así ha comenzado el testimonio de Jorge Klaiman. Este superviviente de la Shoá ha estado presente en el Homenaje que el Ayuntamiento de Majadahonda ha realizado a la víctimas del Holocausto Nazi.

Klaiman pasó paso por un gueto y cinco campos de concentración en Auschwitz. “Elegían a las mujeres con la mejor piel, las mataban y les quitaban la piel para hacer pantallas de lámparas. En otra zona había lo que parecían duchas y la gente entre aliviada; se cerraban las puertas, se apagaba luz y salía el mortífero gas que acababa con todos. Luego sacaban los cadáveres, los cargaban en carritos sobre rieles y en otra sala con mesas de mármol colocaban los cuerpos y les cortaban las partes internas buscando alhajas y joyas antes de llevarlos al crematorio”, ha narrado entre lágrimas.

“Yo conseguí una cadena de milagros que me salvó la vida en situaciones donde no quedaba ninguna esperanza”, ha asegurado el superviviente. “Trabajábamos nueve horas al día en la construcción de vías y puentes ferroviarios con treinta grados bajo cero y sólo protegidos por un pijama de rayas. Teníamos media hora para el almuerzo, un litro agua caliente con un puñado de cascaras de patata, y la cena era idéntica al desayuno: un litro de agua con achicoria y pan. Menos de 300 calorías días por nueve horas de trabajo matador y tres de caminata”, ha relatado.

El acto además ha contado con las palabras del Portavoz de la Comunidad Judía de Madrid, Raphael Benatar, del Director del Centro Sefarad-Israel, Miguel de Lucas, y la intervención de la Consejera de Cultura de la Embajada de Israel en España, Hagit Mualem y el Alcalde de Majadahonda, Narciso de Foxá.

Para terminar se han encendido seis velas en memoria de los seis millones de judíos, millón y medio de niños y minorías asesinadas.